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es:krasna:f-04-02-02

4.2.2 Derecho de sucesión

Hay que distinguir entre los reglamentos para las tierras de la corona y para las demás tierras. Para las primeras existía una regulación especial; ésta afectaba a todo el distrito de Krasna. En cuanto a la sucesión de las tierras fuera de la parte de Krasna, el propietario era libre desde el principio. En las primeras décadas, los habitantes de Krasna apenas tenían tierras de este tipo.

En el caso de Kronsland, en las primeras décadas tras la fundación se aplicaba el llamado minorato, es decir, el hijo menor heredaba la economía. Sólo en caso de incapacidad de éste, el padre o, tras su fallecimiento, el municipio tenían derecho a nombrar a otro “heredero entre los hijos mayores”. Si no había herederos varones, la explotación revertía a la comunidad o la parte de la tierra se entregaba a quien contrajera matrimonio con la viuda o con una hija. Las esposas y las hijas no tenían derecho a la tierra comunal. La economía debía permanecer indivisa. Los hijos mayores debían aprender un oficio o dedicarse a otra actividad.

Como consecuencia, el Minorat provocó un gran aumento del número de personas sin tierra, razón por la que probablemente no se correspondía con las ideas de los colonos. Ya después de la primera generación, la tierra económica se dividió en medias fincas, probablemente con la aprobación tácita de la administración colonial. Y no todos los colonos cumplían la regla de que heredaba el hijo menor. Como el Estado no vigilaba estrechamente el cumplimiento de la normativa, el tamaño de las granjas disminuyó rápidamente.

En una ordenanza del 19 de febrero de 1861, se permitió a los colonos seguir sus costumbres locales, algunas de las cuales procedían de su antigua patria, en cuestiones de herencia. E. Ruscheinsky1): “Cada comunidad alemana elaboró sus propios estatutos sobre derecho sucesorio. Así pues, los estatutos diferían de una colonia a otra”.

Se aplicaban las siguientes normas básicas:
Los bienes inmuebles pasaban a los hijos. Éstos tenían que pagar una determinada suma del valor de los inmuebles a las hermanas. Además, las hijas recibían una dote de sus padres. Se hacía una excepción si se trataba de tierras adquiridas durante el matrimonio, de las que las hijas recibían su parte. Algunas novias recibían tierras en matrimonio si la madre de la novia también había aportado tierras a su matrimonio.
El progenitor mayor que se quedaba tenía derecho a una parte de la tierra, que solía consistir en vivienda, alimentos o una parte de la tierra. Con ello se pretendía evitar la fragmentación de la tierra y reforzar el poder económico de los herederos varones.

Tras la nueva situación jurídica a partir de 1871 (abolición del estatuto de colono), se permitió a los colonos seguir procediendo en materia sucesoria “según los usos locales”.

En la época rumana, el Estado no se inmiscuía por principio en los asuntos sucesorios. Las costumbres locales seguían practicándose. Si se impugnaban ante los tribunales, entraban en vigor las leyes de sucesión estatales, según las cuales las hijas y los hijos recibían el mismo trato.

1)
Ruscheinsky, Eduard; Die Gemeindeverwaltung von Bessarabia, Haimatbuch, 25 Jahre nach der Umsiedlung 1965
es/krasna/f-04-02-02.txt · Última modificación: 2023/08/08 11:49 por Otto Riehl Herausgeber