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A principios de los años veinte, los expertos tenían cada vez más claro que había que intensificar la agricultura de los alemanes de Besarabia. A pesar de la compra de tierras, surgieron cada vez más pequeñas explotaciones y microexplotaciones. Las leyes agrarias rusas -y las rumanas en mayor medida tras la anexión- impedían o dificultaban la adquisición de nuevas tierras fuera de los pueblos alemanes. Había que encontrar nuevas formas de mejorar la rentabilidad de la agricultura. La asociación agrícola germano-besarabia “Kolonist”, fundada tras muchos esfuerzos a finales de 1926, se encargó de esta tarea. La asociación también organizó la adquisición de maquinaria y equipos agrícolas.
En 1929 se fundó una asociación local (sucursal) en Krasna. De sus actividades no se desprenden signos visibles de un cambio positivo en la agricultura de Krasna. Tal vez el tiempo de su actividad fue simplemente demasiado corto para ello. Pero al menos el hecho de que existiera una asociación de este tipo en Krasna demuestra una cierta apertura de miras ante los problemas existentes. Esto no puede decirse de todos los pueblos vecinos, por ejemplo, la crónica de Wittenberg afirma que la asociación agrícola no pudo afianzarse allí.